Los comes creyendo o bien que son sanísimos o bien que te ayudan a mantener la línea y ninguna de las dos cosas es cierta. Alerta con estos alimentos que se han ganado la fama de sanos y en realidad no lo son tanto.
1- Cereales integrales. Ojo, que no nos referimos a
todos los cereales integrales, que en realidad son, efectivamente, un desayuno
fantástico. Hablamos de los típicos copos de cereales integrales que venden
empaquetados y que, en líneas generales, suelen tener grandes cantidades de
azúcar, por lo tanto ni son tan saludables ni tan ligeros como prometen (y como
nosotros creemos). Lo mismo ocurre con las grandes cajas de cereales
infantiles, de arroz inflado o maíz, entre otros, que aparecen como desayunos
completos y saludables para los más pequeños y en muchas ocasiones no son más que
una fuente de azúcar, calorías y grasas saturadas.
2- Zumos de frutas envasados. Al igual que ocurre con
los cereales, es conveniente leer las etiquetas de los zumos para asegurarlos
del verdadero porcentaje de fruta natural que llevan y la cantidad de azúcar y
aditivos. Incluso los que se venden como más saludables y naturales suelen
llevar aditivos para evitar su oxidación y grandes cantidades de azúcar o
edulcorantes.
3- Alimentos 'light'. Si bien es cierto que este tipo de
alimento tiene menos calorías que su versión tradicional, también lo es que
para conseguir un sabor en condiciones se suele recurrir a grandes dosis de
saborizantes, colorantes y en muchas ocasiones edulcorantes artificiales. Es
mejor reducir calorías por otro lugar que sustituir la margarina por margarina
'light'. ¿Y si desayunamos una pechuga de pavo?
4- Embutidos. Todavía muchos tenemos en la cabeza que
la merienda ideal, especialmente para los más pequeños, es un bocadillo. Que
hay que evitar bollería y galletas y optar por un buen bocata. Pues bien, esta
afirmación tiene numerosos matices, ya que, para empezar, el pan blanco
ultracongelado que solemos comprar en el súper es una fuente de azúcares y
aditivos, mientras los embutidos llevan gran cantidad de grasas saturadas, cuyo
consumo abusivo es un riesgo para nuestra salud cardiovascular. Evidentemente,
no pasa nada por comer esporádicamente un buen chorizo o un salchichón, pero no
lo utilicemos como merienda diaria creyendo que estamos comiendo salud. Si
hemos de elegir, mejor pechuga de pavo o, si el cuerpo de verdad nos pide
embutido, un buen jamón ibérico.
Fuente: cocinatis.com
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