Contaminación de las ciudades, exceso de aditivos en la comida y exposición del humo del tabaco, entre las causas.
Cantidad de menús especiales en los colegios, en los
cumpleaños. Enfermedades de reciente diagnóstico y cada vez más comunes.
Hablamos de las alergias y de las intolerancias. ¿Es una moda como algunos
creen o es un verdadero problema de salud como defienden los profesionales?
¿Por qué cada vez hay más gente diagnosticada con este tipo de trastornos?
¿Cuáles son las verdaderas causas?
Foto: |
La doctora Marcela Santaolalla Montoya, jefe
de equipo de Alergología del Hospital Universitario Madrid Sanchinarro explica
en este artículo cómo lo ven ellos desde su equipo en base a años de
experiencia: «La alergia se debe a una respuesta exagerada e inapropiada del
sistema inmunitario frente a sustancias que son inocuas para la mayoría de las
personas», define la experta. «La prevalencia de las enfermedades alérgicas a
nivel mundial es alta y no deja de aumentar. Aproximadamente de un 30 a un 40% de la población se
encuentra afectada por alguna de ellas. Se estima que en España una de cada
cuatro personas padece algún trastorno alérgico».
En contra de la opinión de mucha gente que desconoce la
ciencia médica, no es algo que se haya puesto de moda, muy al contrario «es un
problema de salud pública, principalmente en los países desarrollados, y su
incidencia aumentará a medio y largo plazo y afecta a todas las edades de la vida, desde la infancia
a la senectud, si bien es más prevalente en la infancia y juventud».
¿Por qué somos ahora más alérgicos?
¿Por qué somos ahora más alérgicos? Es difícil dar una sola
causa. Para la doctora es importante recordar que «para el desarrollo de enfermedades alérgicas es necesario que
concurran varios factores. Por un lado una predisposición genética, y así se
han encontrado múltiples genes asociados a enfermedades alérgicas, transmitidos
de padres a hijos. Por otro lado un mecanismo epigenético, en el que los
distintos factores ambientales pueden actuar provocando modificaciones a lo
largo de los años, que afecten a la expresión de los genes, sin variar la
secuencia de ADN.
Y por último y muy importante, hay que tener en cuenta el
efecto directo de los variados factores ambientales que han ido modificándose
con el tiempo en nuestro mundo industrializado», reconoce Santaolalla.
«A este respecto, prosigue, es muy importante tener en
cuenta la hipótesis de que gracias a la vacunación, la antibioterapia y la
mayor higiene en nuestras vidas, todos ellos aspectos muy importantes que han
contribuido a la disminución de la morbilidad y mortalidad de la población, el
sistema inmunológico ha dejado de combatir con intensidad las infecciones y ha
virado hacia una respuesta alergológica, defendiéndose de sustancias
aparentemente inocuas, tales como los pólenes, ácaros del polvo o los
alimentos», recuerda.
Vivir en la ciudad, peor para la salud
No se puede obviar el hecho de que no puede ser lo mismo
vivir en una ciudad como Madrid con un pueblo donde los niveles de contaminación apenas se notan. Para la alergóloga «en
las grandes urbes es donde la alergia es más prevalente, la influencia del
efecto invernadero. Éste se produce por la contaminación y la suave bajada de
temperaturas a lo largo del tiempo y hace posible que aumente la incidencia de
sensibilización a pólenes de invierno que hace dos o tres décadas no se
observaban, tales como las cupresáceas».
La doctora recuerda que «el aumento del número de vehículos
diesel provoca que las partículas diesel que desprenden recubran al polen y lo
hagan más alergénico, además de que hace que el aire que respiremos esté más
contaminado y sea más irritante». Además, como consecuencia de la
contaminación, el polen expresa más proteínas alergénicas llamadas «proteínas
de estrés», que se presentan como un mecanismo de defensa y son más alergénicas
que las habituales. Un recordatorio para padres y educadores es velar porque
los menores no respiren el humo del tabaco ya que «potencia las enfermedades
alérgicas respiratorias, en concreto el asma».
Ausencia de lactancia materna
La OMS recomienda dar lactancia en exclusiva leche materna a los bebés y hasta
los dos años combinada con otros alimentos. La doctora recuerda que «aunque no
ejerce una protección absoluta contra las enfermedades alérgicas, es bien
sabido que la leche de la mujer es el alimento específico y más adecuado para
el niño los primeros meses de vida». Desde luego la evidencia científica lo
demuestra ya que «varios estudios observan una disminución del riesgo de asma
en los niños que mantienen lactancia materna al menos hasta los cuatro meses.
En el calostro materno se han encontrado factores moduladores para el
desarrollo del sistema inmunitario del niño que
parecen ayudar a inducir la tolerancia alimentaria».
La industria alimentaria. Aditivos
Del mismo modo que se diagnostican más alergias
respiratorias también está aumentando la prevalencia de alergia a alimentos.
Cualquier alimento puede comportarse como un alérgeno, algunos de ellos con más
frecuencia y ésto va a depender en gran medida de los hábitos alimentarios de cada población y los
grupos de edad. La doctora cree que ahora «es más fácil hacerse alérgico a un
alimento con capacidad de provocar alergia y que se consuma con elevada
frecuencia en un medio concreto, que a otro alimento de menor frecuencia de
consumo».
«No podemos olvidar que a menudo los alimentos que comemos
en nuestro entorno van acompañados de aditivos, sostiene la experta, y estos se
añaden para modificar las características físicas del alimento, su capacidad de
conservación, son saborizantes, aromatizantes, antioxidantes y emulsionantes.
Muchos de estos aditivos, como los sulfitos, tartrazina o glutamato monosódico,
pueden provocar reacciones similares a las reacciones alérgicas por alimentos».
Mejor diagnóstico que hace una década
Lo cierto es que realmente hay más enfermedades alérgicas
pero también se diagnostican más y mejor. Al interés de los pacientes por
cuidarse y curarse se une la alta especialización sanitaria en nuestro país. A
las tradicionales pruebas cutáneas, que siguen siendo de gran sensibilidad,
bajo riesgo y de interpretación inmediata, se unen muchos otros medios
diagnósticos, algunos de ellos muy novedosos como el diagnóstico molecular.
La alergóloga recuerda que «además del tratamiento
sintomático disponemos de distintas, novedosas y eficaces pautas de
inmunoterapia». Así mismo señala que «no podemos olvidar el gran avance que han
supuesto las desensibilizaciones tanto con alimentos como con medicamentos,
entre los que destacan los quimioterápicos para enfermedades oncológicas. La
desensibilización consiste en la administración en dosis crecientes del fármaco
o alimento implicado para conseguir adquirir la tolerancia al mismo. Esto es
muy importante tanto en alergia a alimentos para ayudar a la superación de la
misma y evitar reacciones alérgicas de riesgo vital, como en
el caso de los medicamentos para poder seguir administrando el fármaco
necesario, que muchas veces es imprescindible para una buena evolución de la
enfermedad».
Fuente: abc.es
"Consume ecológico, cuidarás tu salud y el medio ambiente" EcoSpain
No hay comentarios:
Publicar un comentario